Yo

Hola. Mi nombre es César Blanco. Soy mexicano, tengo 27 años y estudié Filosofía.

Eso es lo básico, pero… más allá de mi edad, mi carrera, mi nacionalidad o mi nombre, ¿quién soy? No creo ser muy diferente a ti, lector. Probablemente nuestras edades sean distintas, los lugares en que vivimos, los trabajos que tenemos y nuestras aficiones… aunque quizá compartamos un poco de nuestra esencia.

Empecemos otra vez: me gusta que me llamen Blanco; más que apodo, es mi apellido. Habito en la Ciudad de México, lugar que amo y sufro. Creo en la equidad de género, en la libertad de expresión y tengo fe en la humanidad. Creo que uno vale por lo que piensa: nuestros conocimientos, creencias, dudas y gustos. Pero, sobre todo, por lo que hacemos con las herramientas que nos son dadas.

¿Algo más específico? Me gusta contar y escuchar experiencias e historias. Me encanta escribir y leer. Amo el arte y la naturaleza. Tengo una gata llamada Indie y cuido unas plantas que riego cada tres días.

¿Más aún? Me gusta caminar rápido, como si tuviera prisa. Valoro mucho las palabras. No bailo nada bien, pero al espejo le gusta que lo haga. Me gustan las tardes de plática con amigos. Cuando voy a conciertos, me comporto como en el cine: prefiero escuchar, ver y disfrutar, sin moverme mucho. Tengo más amigos que libros (si los autores cuentan como amigos). Amo hacer listas y clasificaciones. Investigar y reseñar. Me pierdo en cosas aparentemente vanas: una gota a punto de caer, el movimiento de una hoja seca al desprenderse, las personas que sonríen con los ojos cerrados en el transporte público… Me gustan los contrastes: la vida y la muerte, el amor y el despecho, el blanco y el negro. Valoro tanto las experiencias, que vivo en un estado de melancolía constante. Me gusta comparar fotos o pinturas antiguas con los lugares actuales, para ver cómo ha cambiado el mundo. Es curioso, ¿no? Parece que la única constante en el mundo son sus cambios.

No me gusta comer. Lo hago por necesidad, y siento que me quita tiempo. Lo mismo ir al baño, tener sexo o dormir. Igual lo hago, eso sí. Me gusta soñar. Me gusta el cine, la literatura y la música. También las artes plásticas. Pero, principalmente, me gustan esos mundos dentro de las cabezas de los demás. Yo también tengo uno. Quizá más. Y los voy sacando, poco a poco, en todo lo que hago, pues todas las influencias y gustos que tengo provocan en mí una necesidad de retribuirle al futuro mi agradecimiento por el pasado. Algo así como saldar una cuenta con el universo. Y tú, amable lector, formas parte de él.